Santa María Goretti

Santa María Goretti (1890-1902) fue una niña campesina italiana que se convirtió en mártir de la pureza a los once años al resistir un intento de violación, muriendo a consecuencia de las catorce puñaladas que le asestó Alessandro Serenelli, joven de diecinueve años obsesionado con ella. Nacida en una familia campesina pobre de Corinaldo (Ancona), María destacó desde pequeña por su profunda piedad, responsabilidad familiar tras la muerte prematura de su padre, y su determinación de preservar su pureza a cualquier precio.

Lo más extraordinario de María Goretti fue su perdón explícito a Alessandro antes de morir: "Lo perdono por amor a Jesús y quiero que venga conmigo al Paraíso". Este perdón heroico transformó la vida de su agresor, quien tras cumplir 27 años de prisión se convirtió, pidió perdón a la madre de María, y vivió el resto de su vida como jardinero en un convento capuchino. María fue canonizada en 1950 por Pío XII en presencia de su madre y de Alessandro, siendo la santa más joven canonizada hasta entonces y modelo universal de pureza juvenil. Es patrona de las niñas, las víctimas de violación, y símbolo del poder transformador del perdón cristiano que puede convertir al verdugo en penitente.

Santa María Goretti vivió en la Italia rural de principios del siglo XX, época de grandes transformaciones sociales y económicas que afectaban especialmente a las familias campesinas. La pobreza extrema obligaba a familias enteras a emigrar desde las regiones montañosas hacia las llanuras pantanosas del Lacio en busca de trabajo agrícola, viviendo en condiciones de hacinamiento y promiscuidad que favorecían situaciones de peligro moral.

Su martirio ocurrió en 1902, cuando Italia experimentaba los efectos de la industrialización, la secularización liberal y la crisis de valores tradicionales que caracterizaron el cambio de siglo. La canonización de María Goretti en 1950, en presencia de multitudes extraordinarias y con la televisión transmitiendo por primera vez una canonización, tuvo enorme impacto mediático mundial. Su figura contrastaba dramáticamente con los modelos femeninos emergentes de la época, reafirmando valores cristianos tradicionales sobre la pureza, el perdón y la santidad posible en las circunstancias más humildes. La presencia de Alessandro Serenelli en la canonización constituyó un testimonio único del poder transformador del perdón cristiano, demostrando que ningún pecado está más allá de la misericordia divina cuando encuentra un corazón verdaderamente arrepentido.

Santa María Goretti murió el 6 de julio de 1902 en el hospital de Nettuno, un día después del ataque que sufrió en Le Ferriere. Su muerte temprana, tras perdonar heroicamente a su agresor, se convirtió inmediatamente en testimonio de santidad que conmovió a Italia entera. Esta fecha marca tanto su martirio físico como su victoria espiritual sobre el mal mediante el perdón.

La celebración el 6 de julio, mismo día que San Juan Bautista de La Salle, crea una hermosa convergencia entre la inocencia martirial de la niña campesina y la sabiduría pedagógica del educador francés, ambos dedicados a la formación integral de la juventud desde perspectivas complementarias. Su festividad en pleno verano evoca la pureza luminosa de su testimonio, como la luz solar que disipa las tinieblas. La fecha permite contemplar cómo la santidad puede florecer en las circunstancias más adversas cuando se cultiva desde la infancia con una educación cristiana sólida. Su memoria a principios de julio inaugura el mes con un testimonio de pureza juvenil que interpela especialmente a familias, educadores y jóvenes sobre la importancia de preservar la inocencia en una cultura hipersexualizada.