25 de junio — Santa Febronia de Nísibis

Una Juventud Consagrada a Dios

Febronia creció en el monasterio bajo la estricta pero amorosa tutela de su tía Brienne. Era tan hermosa que su tía la mantenía oculta tras un velo incluso de las otras monjas. A pesar de su juventud, vivía una vida de extrema penitencia: comía solo cada tercer día y dormía sobre una tabla dura.

Maestra de las Escrituras

A los 18 años, se le encomendó la tarea de leer y explicar las Sagradas Escrituras a las monjas cada viernes. Su enseñanza era tan elocuente que las damas más nobles de la ciudad asistían a estas lecturas, aunque siempre permanecía oculta tras un velo para preservar su humildad y proteger su corazón.

Su gran carisma evangelizador

El don especial de Febronia para enseñar la doctrina sagrada atraía a muchos paganos al cristianismo. Su vida contemplativa no la apartó de la misión: era una auténtica evangelizadora a través de la palabra y el ejemplo.

La Persecución de Diocleciano

Cuando llegó la décima persecución convocada por el emperador Diocleciano, el prefecto Seleno aplicó los edictos con especial ferocidad en Nísibis. Los clérigos y el obispo huyeron, y todas las religiosas siguieron su ejemplo. Solo quedaron en el monasterio Brienne, Febronia (que se recuperaba de una enfermedad) y Tomáis.

Su Arresto

Cuando los oficiales llegaron al monasterio, no se preocuparon por las dos monjas ancianas, pero se llevaron a la joven Febronia. Su extraordinaria belleza impactó tanto al prefecto Seleno como a Lisímaco, sobrino del juez, quien inmediatamente se enamoró de ella.

El Martirio de la Gran Sufriente

El martirio de Santa Febronia fue uno de los más atroces registrados en las actas de los mártires, pero también uno de los más gloriosos por su inquebrantable fe.

Las Tentaciones y Amenazas

Primero intentaron seducirla con riquezas y honores. Lisímaco, el sobrino del juez, le propuso matrimonio prometiéndole una vida de lujo. Febronia respondió con firmeza: "Yo me he consagrado a Dios y así, no se me puede ofrecer esposo alguno en la tierra".

Su Valiente Confesión de Fe

Cuando le exigieron que adorara a los dioses paganos, Febronia declaró: "Soy cristiana y adoro al único Dios verdadero, Jesucristo. Y has de saber que en defensa de mi fe estoy dispuesta a sufrir todos los tormentos".

Los Terribles Tormentos

Como buen tirano, Seleno se enojó con esta valiente respuesta y ordenó:

• Azotes brutales hasta que se arrepintiera, mientras le quemaban los costados con antorchas
• La parrilla: la extendieron sobre una plancha para quemarla a fuego lento
• Mutilaciones atroces: le rompieron los dientes, le cortaron los pechos, las manos y los pies
• Decapitación: como aún alababa a Dios, finalmente mandó que la decapitaran

Su Testimonio Final

Durante todo el suplicio, Febronia no cesó de elevar oraciones y alabanzas a Dios, dando gracias por elegirla para testimoniar la grandeza de la fe. Era tan atroz el espectáculo que incluso los paganos se horrorizaron y algunos se retiraron.

El Castigo Divino y las Conversiones

Inmediatamente después del martirio, Seleno recibió su castigo: presa de súbita locura, se golpeó la cabeza contra las columnas de mármol hasta morir con el cráneo destrozado. El espantoso pero glorioso martirio de Febronia provocó numerosísimas conversiones, siendo Lisímaco el primero en pedir el bautismo.

Las actas son probablemente del siglo VII y presentan algunas dudas históricas. Sin embargo, su culto es muy antiguo y consolidado, lo que sugiere que hay un núcleo histórico verdadero. Lo importante es el mensaje espiritual que transmite.

Durante su martirio, le arrancaron brutalmente diecisiete dientes. Por esta razón, al igual que Santa Apolonia, es invocada por quienes sufren dolor de muelas o problemas dentales.

Italia: Su sagrada cabeza en Roma (iglesia de San Carlos en Catinari), dedo pulgar en Palagonia (Sicilia), y reliquias en Trani. También hay excavaciones arqueológicas en su ciudad natal que han encontrado posibles reliquias.

Existe cierta confusión con Santa Trofimena de Minori y otras santas llamadas Febronia. La de Nísibis (25 de junio) es la mártir del siglo IV, mientras que hay otras santas homónimas en diferentes épocas y lugares.