San Paulino de Nola

San Paulino de Nola (c. 355-431) fue un aristócrata romano, poeta cristiano, senador y obispo que renunció a una brillante carrera política y a inmensas riquezas para consagrarse completamente a Cristo. Nacido en Burdeos en una familia senatorial, recibió la mejor educación de su época bajo la tutela del poeta Ausonio, llegando a ser cónsul y gobernador de Campania. Su conversión radical lo llevó a vender todas sus propiedades, libertar a sus esclavos y retirarse a Nola (Italia) para vivir en pobreza evangélica.

Como obispo de Nola desde 409, Paulino se distinguió por su caridad heroica hacia los pobres, su poesía cristiana de gran belleza y su correspondencia con las figuras más destacadas de su época, incluidos San Jerónimo, San Agustín y San Martín de Tours. Pionero en el desarrollo del culto a los santos y la construcción de basílicas, transformó Nola en un centro de peregrinación cristiana. Sus "Natalicia" en honor a San Félix de Nola son obras maestras de la poesía cristiana primitiva que combinan elegancia clásica con fervor espiritual.

Paulino vivió en el siglo de oro de los Padres de la Iglesia, cuando el cristianismo, recién legalizado por Constantino, experimentaba un florecimiento cultural extraordinario. Su conversión hacia 389, influida por la muerte de su hijo y el ejemplo de ascetas como San Martín de Tours, escandalizó a la aristocracia romana pero fue celebrada por los grandes santos de su época como ejemplo de renuncia evangélica perfecta.

Su ministerio episcopal coincidió con las invasiones bárbaras que transformaron el mundo romano. Durante el saqueo de Roma por Alarico (410), Paulino organizó la ayuda a los refugiados, vendiendo incluso los vasos sagrados para rescatar cautivos. Su correspondencia testimonía las luchas teológicas de su tiempo, especialmente contra el pelagianismo, manteniendo siempre una línea de ortodoxia firme pero caritativa. Su modelo de obispo-poeta que combina contemplación y acción pastoral influyó profundamente en la espiritualidad occidental, inspirando siglos después a figuras como San Francisco de Asís.

San Paulino de Nola murió el 22 de junio de 431, fecha que se convirtió en su festividad litúrgica. Su dies natalis coincide con el de San Juan Fisher, creando una hermosa resonancia entre dos santos separados por más de mil años pero unidos por su renuncia heroica: Paulino renunció a las riquezas terrenas, Fisher a la vida misma, ambos por fidelidad absoluta a Cristo.

La fecha en el calendario litúrgico permite contemplar cómo la santidad se manifiesta en diferentes épocas y circunstancias: mientras el mundo romano se desmoronaba en el siglo V, Paulino mostraba que la verdadera riqueza está en Cristo; cuando la cristiandad medieval se fracturaba en el siglo XVI, Fisher demostraba que la unidad de la Iglesia vale más que la vida. La celebración conjunta de ambos santos el 22 de junio ofrece un testimonio perenne de que la radicalidad evangélica trasciende las épocas y circunstancias históricas.