San Apolinar
El obispo mártir y primer evangelizador de Rávena
¿Quién fue San Apolinar?
San Apolinar (†75) fue el primer obispo de Rávena y uno de los primeros misioneros enviados por San Pedro para evangelizar el norte de Italia. Según la tradición, llegó a Rávena hacia el año 48 acompañando al apóstol Pedro en su viaje hacia Roma, estableciéndose en esta importante ciudad portuaria del Adriático para fundar la comunidad cristiana local. Durante más de veinte años predicó el Evangelio, realizó numerosos milagros y organizó la Iglesia ravenaesa con sabiduría extraordinaria.
Apolinar sufrió múltiples persecuciones por parte de las autoridades paganas locales, siendo arrestado, torturado y exiliado en varias ocasiones, pero siempre regresaba para continuar su labor pastoral. Su martirio final ocurrió hacia el año 75, cuando fue apaleado brutalmente por una multitud pagana instigada por los sacerdotes de los templos locales, cuyos cultos perdían fieles ante la predicación cristiana. Es venerado como el apóstol de la Romaña, patrono de Rávena y modelo de obispo misionero que prefirió la muerte antes que abandonar su rebaño. La magnífica basílica de San Apolinar in Classe, con sus mosaicos bizantinos únicos, perpetúa su memoria como uno de los evangelizadores más importantes de la Italia septentrional.
Contexto Histórico
San Apolinar evangelizó Rávena durante el siglo I, cuando esta ciudad era uno de los puertos más importantes del Imperio Romano en el Adriático, sede de la flota imperial y centro comercial estratégico que conectaba Roma con las provincias orientales. Su posición privilegiada la convertía en lugar ideal para la expansión del cristianismo hacia el norte de Italia y los Balcanes, pero también en foco de resistencia pagana por parte de los cultos tradicionales romanos.
La misión de Apolinar se desarrolló durante los reinados de Claudio y Nerón, cuando el cristianismo comenzaba a extenderse sistemáticamente fuera de Palestina pero aún no enfrentaba persecuciones imperiales organizadas. Su labor se inscribe en la primera generación apostólica que estableció las bases del cristianismo occidental bajo la dirección directa de los apóstoles. Rávena se convirtió posteriormente en capital del Imperio Romano de Occidente (402-476) y del Reino Ostrogodo, manteniendo siempre una sede episcopal prominente que recordaba la obra fundacional de Apolinar. Los extraordinarios monumentos paleocristianos y bizantinos de Rávena, especialmente sus basílicas dedicadas a San Apolinar, testimonian la importancia histórica de su evangelización y la veneración continua de que gozó durante siglos como padre espiritual de la región.
¿Por qué el 20 de julio?
San Apolinar fue martirizado el 20 de julio del año 75, fecha que se convirtió inmediatamente en su dies natalis litúrgico y que ha sido venerada ininterrumpidamente durante casi dos milenios. Su muerte coronó más de veinticinco años de ministerio episcopal en Rávena, consolidando una comunidad cristiana que se convirtió en una de las más importantes del norte de Italia.
La celebración el 20 de julio, en pleno verano mediterráneo, evoca simbólicamente la fecundidad de la obra evangelizadora de Apolinar, que como el sol estival iluminó las tierras del Adriático con la luz del Evangelio. Su festividad precediendo a San Lorenzo de Brindis (21) crea una secuencia de testimonios pastorales complementarios: el obispo mártir fundador y el doctor de la Iglesia predicador. La fecha permite contemplar cómo los primeros evangelizadores sembraron con su sangre las bases del cristianismo europeo, recordando que la fe que hoy se vive en libertad fue conquistada por el martirio de estos pioneros. Su memoria en julio, mes tradicionalmente misionero, inspira especialmente a obispos, sacerdotes y misioneros a imitar su celo apostólico y su fidelidad pastoral hasta el sacrificio supremo.
"Prefiero morir por Cristo antes que abandonar el rebaño que Él me confió"
💫 Su Relevancia Hoy
San Apolinar mantiene extraordinaria relevancia como modelo para obispos y sacerdotes que enfrentan hostilidad social o política por defender la doctrina católica y los valores cristianos. Su ejemplo de fidelidad pastoral hasta el martirio inspira a pastores que deben elegir entre la popularidad mundana y la fidelidad a Cristo. Para misioneros que trabajan en ambientes hostiles al cristianismo, Apolinar demuestra que la perseverancia evangelizadora puede transformar gradualmente las culturas más refractarias al Evangelio. Su patronazgo sobre Rávena y la Romaña lo convierte en intercesor especial para la renovación de la fe en regiones europeas secularizadas que fueron cristianas durante siglos. Como fundador de iglesias locales, inspira a párrocos y agentes pastorales que establecen nuevas comunidades cristianas o renuevan parroquias en declive. Su testimonio recuerda que la evangelización auténtica requiere presencia estable, compromiso a largo plazo y disposición al sacrificio personal por el bien de las almas confiadas al pastor.
Reflexión del Día
"San Apolinar, primer obispo de Rávena y mártir fiel, que evangelizaste con paciencia y sellaste tu testimonio con sangre, intercede por todos los pastores de la Iglesia para que sean fieles a su misión hasta el final. Ayúdanos a perseverar en la evangelización aunque encontremos resistencia u hostilidad. Que tu ejemplo inspire a los misioneros contemporáneos y fortalezca a las comunidades cristianas que viven en ambientes secularizados o anticristianos."
— Oración a San Apolinar
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