San Pablo de la Cruz

San Pablo de la Cruz, nacido Paolo Francesco Danei (1694-1775), fue un místico italiano que fundó la Congregación de la Pasión de Jesucristo (Pasionistas), dedicada exclusivamente a meditar, predicar y promover la devoción a la Pasión del Señor. Nacido en Ovada, Piamonte, desde joven sintió una llamada especial a contemplar los sufrimientos de Cristo como expresión suprema del amor divino.

En 1720, tras una visión mística, recibió inspiración divina para fundar una congregación centrada en la Pasión de Cristo. Escribió las primeras constituciones en solo diez días, en éxtasis continuo. Su espiritualidad se caracterizaba por una devoción tiernísima a Cristo crucificado, combinando contemplación profunda con intensa actividad misionera. Predicó más de 300 misiones populares por toda Italia, causando conversiones masivas y renovación espiritual. Era conocido por sus éxtasis prolongados, sus profecías y los milagros que acompañaban su predicación.

Pablo de la Cruz vivió durante el siglo XVIII, época de la Ilustración cuando el racionalismo cuestionaba la religiosidad popular y los misterios de la fe. Su espiritualidad pasionista fue una respuesta profética al frialdad espiritual de la época, revalorizando la dimensión afectiva y contemplativa del cristianismo frente al intelectualismo dominante.

La Italia de su tiempo estaba fragmentada políticamente y necesitaba renovación espiritual. Sus misiones populares respondían a esta necesidad, llevando a pueblos y ciudades una predicación ardiente centrada en el amor manifestado en la Cruz. Su método misionero incluía ejercicios espirituales, confesiones generales y promoción de la adoración eucarística. Los Pasionistas se extendieron rápidamente, llegando después a Inglaterra, América y otros continentes. Su influencia fue decisiva en la renovación de la espiritualidad católica del siglo XVIII.

San Pablo de la Cruz murió el 18 de octubre de 1775 en el convento de los Santos Juan y Pablo en Roma, a los 81 años, después de una vida dedicada completamente a promover la devoción a la Pasión de Cristo. Sus últimas palabras fueron: "Jesús y María, os amo; salvad las almas". Sin embargo, su festividad se celebra el 19 de octubre debido a ajustes del calendario litúrgico.

Fue beatificado en 1852 por Pío IX y canonizado en 1867 por el mismo Papa. Su congregación se extendió mundialmente, siendo especialmente activa en misiones populares, retiros espirituales y promoción de la devoción al Vía Crucis. Es patrono de la Isla de Elba (donde fundó su primer convento) y de las misiones populares. Su espiritualidad influyó en santos posteriores como Santa Gema Galgani. El convento donde murió conserva su celda como lugar de peregrinación, y sus escritos espirituales siguen siendo referencia para la espiritualidad pasionista mundial.