San Alberto Magno

San Alberto Magno (1200-1280) fue un filósofo, teólogo y científico alemán, considerado el sabio más universal del siglo XIII. Nacido en Lauingen, Baviera, ingresó en la Orden de Predicadores (dominicos) y se convirtió en el primer gran comentador cristiano de Aristóteles. Fue maestro de Santo Tomás de Aquino en París y Colonia, siendo llamado "Doctor Universalis" por la amplitud de sus conocimientos.

Destacó tanto en ciencias naturales como en teología, escribiendo sobre botánica, zoología, química, geografía y astronomía, además de sus obras teológicas fundamentales. Fue pionero en la síntesis entre fe y razón, preparando el camino para la Suma Teológica de su discípulo Tomás de Aquino. Como obispo de Ratisbona, reformó la diócesis con sabiduría pastoral. Su vastísima obra (38 volúmenes) abarca desde comentarios bíblicos hasta tratados científicos, siendo el único santo declarado patrono de las ciencias naturales.

Alberto vivió durante el renacimiento del siglo XII-XIII, cuando Europa redescubría las obras completas de Aristóteles a través de traducciones árabes. Las universidades emergentes (París, Oxford, Bolonia) necesitaban integrar la filosofía griega con la doctrina cristiana, tarea en la que Alberto fue pionero absoluto.

Su época coincidió con el apogeo de las órdenes mendicantes y el desarrollo de la escolástica. Como dominico, participó en la revolución educativa que trasladó la enseñanza de los monasterios a las universidades urbanas. Su trabajo preparó la gran síntesis tomista, pero también influyó en el desarrollo de la ciencia experimental. Sus observaciones botánicas y zoológicas anticiparon métodos científicos modernos, mientras sus comentarios aristotélicos fundaron la tradición filosófica cristiana medieval.

San Alberto Magno murió el 15 de noviembre de 1280 en Colonia, a los 80 años, después de una vida dedicada completamente al estudio, la enseñanza y el servicio a la Iglesia. Sus últimos años los pasó en el convento dominico de Colonia, donde había enseñado a Santo Tomás, dedicándose a completar sus obras científicas y teológicas.

Fue canonizado en 1931 por Pío XI y declarado Doctor de la Iglesia simultáneamente, reconocimiento tardío pero merecido de su contribución fundamental al pensamiento cristiano. En 1941 fue proclamado patrono de las ciencias naturales por Pío XII. Su festividad en noviembre, mes de reflexión intelectual, subraya que la santidad y la ciencia no son incompatibles, sino que la búsqueda de la verdad científica puede ser camino de santificación.