San Matías

San Matías fue el apóstol elegido por los Once para ocupar el lugar dejado vacante por Judas Iscariote tras su traición y muerte. Según los Hechos de los Apóstoles, Pedro dirigió la elección entre dos candidatos: Matías y José Barsabás, ambos discípulos que habían acompañado a Jesús desde el bautismo de Juan hasta la Ascensión. Tras orar y echar suertes, fue elegido Matías, restaurando así el número simbólico de doce apóstoles que representaban las doce tribus de Israel.

Aunque los evangelios no mencionan específicamente a Matías durante el ministerio público de Jesús, la tradición lo presenta como uno de los setenta y dos discípulos enviados por Cristo a predicar. Su elección apostólica marca un momento crucial en la historia de la Iglesia primitiva: la decisión de mantener la estructura colegial establecida por Jesús y la confianza en la providencia divina manifestada a través del sorteo sagrado. Según la tradición, predicó en Judea y Etiopía, donde sufrió el martirio, siendo venerado como patrono de los carpinteros y de quienes buscan la voluntad de Dios en decisiones importantes.

La elección de Matías tuvo lugar en los días posteriores a la Ascensión y anteriores a Pentecostés, cuando los apóstoles se encontraban reunidos en el Cenáculo con María y otros discípulos. Este momento representa la transición entre el ministerio terreno de Jesús y el nacimiento de la Iglesia apostólica. La decisión de completar el colegio apostólico revela la comprensión primitiva de que la estructura de los Doce era esencial para la misión evangelizadora.

El método empleado para la elección - oración seguida de sorteo - refleja la mentalidad religiosa judía que reconocía en el azar sagrado una manifestación de la voluntad divina, similar a la elección de reyes y sacerdotes en el Antiguo Testamento. La elección de Matías establece un precedente para la sucesión apostólica y la importancia del discernimiento comunitario en las decisiones eclesiales. Su incorporación inmediata al colegio apostólico le permitió recibir el Espíritu Santo en Pentecostés y participar plenamente en la misión evangelizadora desde los primeros momentos de la Iglesia.

La festividad de San Matías se celebra el 14 de mayo según el calendario litúrgico actual, aunque tradicionalmente se celebraba el 24 de febrero. El cambio se realizó para evitar que su memoria cayera siempre en Cuaresma, permitiendo una celebración más solemne durante el tiempo pascual. Esta nueva ubicación en mayo es especialmente apropiada pues sitúa la memoria de Matías cerca de la solemnidad de Pentecostés.

La celebración en tiempo pascual resulta teológicamente significativa: Matías representa la restauración y renovación que Cristo resucitado trae a su Iglesia. Su elección simboliza cómo Dios puede sacar bien del mal, convirtiendo la traición de Judas en oportunidad para manifestar su providencia. La fecha en mayo, mes mariano, conecta también con el hecho de que Matías fue elegido en presencia de María en el Cenáculo, subrayando el papel maternal de la Virgen en el nacimiento de la Iglesia apostólica y su intercesión en los momentos decisivos de la historia eclesial.