San Juan de Sahagún

San Juan de Sahagún (1419-1479) fue un sacerdote español que se convirtió en el gran reformador y pacificador de Salamanca durante el siglo XV. Nacido en Sahagún, León, estudió en la Universidad de Salamanca donde se destacó por su brillantez intelectual. Fue ordenado sacerdote y ejerció su ministerio en varias parroquias antes de ingresar en la Orden de San Agustín en el convento de Salamanca en 1463.

Como agustino, se dedicó intensamente a la predicación, la enseñanza y la reforma moral de la sociedad salmantina. Su elocuencia en el púlpito era legendaria, logrando conversiones masivas y pacificando las luchas entre facciones nobles que ensangrentaban la ciudad. Combinaba una vida de intensa oración y penitencia con una actividad pastoral incansable. Fundó el Monte de Piedad de Salamanca para ayudar a los necesitados y medió en conflictos políticos y sociales. Su predicación valiente contra la corrupción le granjeó enemigos poderosos, pero también el amor del pueblo sencillo.

Juan de Sahagún vivió durante el reinado de los Reyes Católicos, época de unificación española pero también de grandes turbulencias sociales y políticas. Salamanca, sede de la universidad más prestigiosa de España, era un hervidero de luchas entre familias nobles, bandos políticos y estudiantes revoltosos. La ciudad vivía en constante tensión, con frecuentes episodios de violencia callejera.

Su ministerio se desarrolló en el contexto de la renovación eclesiástica previa al Concilio de Trento. La Iglesia española necesitaba reformas profundas en la vida clerical y la formación del pueblo. Juan de Sahagún encarnó esta renovación desde la predicación popular y la vida ejemplar. Su trabajo de pacificación social anticipó los esfuerzos posteriores de la monarquía por establecer el orden público. Como agustino, participó en la reforma de su orden, promoviendo el retorno a la observancia estricta de la regla de San Agustín.

San Juan de Sahagún murió el 11 de junio de 1479 en Salamanca, a los 60 años, según algunos por envenenamiento ordenado por enemigos poderosos a quienes molestaba su predicación reformadora. Sus últimas palabras fueron una oración pidiendo perdón para sus perseguidores. Sin embargo, su festividad se celebra el 12 de junio debido a ajustes posteriores del calendario litúrgico.

Fue beatificado en 1601 por Clemente VIII y canonizado en 1690 por Alejandro VIII. Su culto se extendió rápidamente por España y América, especialmente en territorios agustinos. Es patrono de Salamanca, donde su santuario recibe numerosos peregrinos, y de la Orden Agustiniana en España. Su Universidad de Salamanca conserva su memoria como alumno ilustre. Es invocado especialmente para la pacificación de conflictos familiares y sociales, y como protector de estudiantes universitarios. Su ejemplo inspiró a numerosos reformadores posteriores en España y América.