Santa Clara

Santa Clara de Asís (1194-1253) fue una noble italiana que, inspirada por San Francisco, abandonó su vida acomodada para fundar la orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara (Clarisas). A los 18 años, en una decisión que escandalizó a su familia aristocrática, huyó de casa en la noche del Domingo de Ramos de 1212 para unirse al movimiento franciscano.

Se convirtió en la primera mujer en escribir una regla religiosa aprobada por el Papa, luchando durante décadas para mantener el "privilegio de la pobreza" que le había concedido el Papa Inocencio III. Durante 40 años dirigió el monasterio de San Damián en Asís, donde desarrolló una espiritualidad contemplativa radical basada en la pobreza absoluta, la oración contemplativa y la vida comunitaria. Es patrona de la televisión debido a una visión en la que vio la misa de Navidad proyectada milagrosamente en la pared de su celda.

Clara vivió en la Asís medieval, época de grandes contrastes sociales entre la nobleza feudal y los emergentes movimientos de pobreza evangélica. Su decisión de abandonar la riqueza familiar para seguir el ideal franciscano representó una ruptura radical con las expectativas sociales de las mujeres nobles de su tiempo, que estaban destinadas a matrimonios estratégicos.

Su época coincidió con el florecimiento de los movimientos de renovación espiritual en Italia: franciscanos, dominicos y otras órdenes mendicantes que buscaban volver a la pobreza evangélica. Clara luchó constantemente contra las presiones papales para que las Clarisas adoptaran propiedades y rentas, manteniendo firmemente su "privilegio de la pobreza". Su influencia se extendió por toda Europa, donde se fundaron numerosos monasterios de Clarisas que mantuvieron vivo el ideal de pobreza radical.

Santa Clara murió el 11 de agosto de 1253 en el monasterio de San Damián en Asís, a los 59 años, después de una larga enfermedad que sobrellevó con extraordinaria serenidad. Sus últimas palabras fueron: "Bendito seas, Señor, por haberme creado". Hasta el final mantuvo su compromiso con la pobreza absoluta, muriendo literalmente sin poseer nada material.

Fue canonizada en 1255 por Alejandro IV, apenas dos años después de su muerte, un proceso extraordinariamente rápido que testimoniaba la veneración universal que despertaba. Su cuerpo se conserva incorrupto en la basílica de Santa Clara en Asís. Es patrona de las bordadoras, de la televisión (desde 1958 por Pío XII) y de las mujeres embarazadas. Su orden se extendió por todo el mundo, manteniendo vivo el carisma de la contemplación en pobreza radical. El Papa Francisco la ha citado como modelo de mujer valiente y reformadora.