Santa Teresa del Niño Jesús

Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897) fue una monja carmelita francesa que revolucionó la espiritualidad católica con su "camino de infancia espiritual". Nacida Marie-Françoise-Thérèse Martin en Alençon, Francia, en una familia profundamente cristiana (sus padres son santos), ingresó en el Carmelo de Lisieux a los 15 años, donde vivió solo 9 años antes de morir de tuberculosis a los 24.

Su autobiografía "Historia de un alma" se convirtió en uno de los libros espirituales más leídos del mundo. Desarrolló la "pequeña vía" de confianza total en Dios y abandono como un niño en brazos del Padre. Prometió pasar su cielo haciendo el bien en la tierra, convirtiéndose en patrona de las misiones sin haber salido nunca del convento. Fue canonizada en 1925 y declarada Doctora de la Iglesia en 1997, siendo la santa más joven en recibir este título. Su espiritualidad de simplicidad y confianza transformó la vida de millones de personas.

Teresa vivió en la Francia de finales del siglo XIX, marcada por el laicismo anticlerical y las tensiones entre la Iglesia y la Tercera República. Su familia Martin representaba la burguesía católica que mantenía viva la fe en un ambiente hostil. Su época coincidió con el gran despertar misionero católico y la expansión colonial francesa.

Su espiritualidad surgió como reacción al jansenismo y rigorismo moral que habían endurecido la práctica católica francesa. Frente a la obsesión por la perfección y el temor al castigo divino, Teresa propuso la confianza total en la misericordia de Dios. Su canonización rápida (1925) y el éxito mundial de sus escritos demostraron que su mensaje respondía a una necesidad espiritual universal: encontrar a Dios por el camino de la sencillez y no del heroísmo extraordinario.

Santa Teresa del Niño Jesús murió el 30 de septiembre de 1897 en Lisieux, pero la Iglesia celebra su memoria el 1 de octubre. Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo", pronunciadas mientras miraba un crucifijo. Murió susurrando que sentía que su misión comenzaba después de la muerte.

Fue canonizada en 1925 por Pío XI y declarada patrona de las misiones junto con San Francisco Javier en 1927. En 1997, Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia, convirtiéndola en la tercera mujer en recibir este título. Su festividad abre el mes de octubre, dedicado al Rosario y las misiones, siendo apropiado que quien prometió hacer llover rosas desde el cielo inaugure este mes mariano y misionero.