Visitación de la Virgen María
El encuentro gozoso de las dos madres y la primera evangelización
¿Qué es la Visitación de la Virgen María?
La Visitación de la Virgen María es la festividad que conmemora el encuentro entre María, recién encinta de Jesús, y su prima Isabel, que esperaba a Juan el Bautista, según narra el evangelio de Lucas. Tras recibir el anuncio del ángel, María se dirigió "con prontitud" a las montañas de Judá para visitar a Isabel, cumpliendo así su primera misión evangelizadora: llevar a Cristo a otros. Este encuentro se convierte en la primera proclamación del Evangelio y el primer reconocimiento de la divinidad de Jesús aún en el seno materno.
El relato lucano nos presenta la reacción profética de Isabel, que "llena del Espíritu Santo" proclama a María "bendita entre las mujeres" y reconoce en ella a "la madre de mi Señor". El niño Juan salta de gozo en el vientre de su madre, anticipando su misión de precursor. María responde con el Magnificat, su cántico de alabanza que revela su corazón contemplativo y su conciencia mesiánica. La Visitación muestra a María como primera misionera, modelo de caridad fraterna y portadora de Cristo. Esta festividad celebra la maternidad divina de María, su papel en la historia de la salvación y su ejemplo de disponibilidad generosa al plan divino.
Contexto Histórico
La Visitación ocurrió en el contexto de la Palestina del siglo I, cuando las costumbres familiares judías valoraban especialmente la solidaridad entre parientes, especialmente durante los embarazos. El viaje de María desde Nazaret en Galilea hasta la región montañosa de Judá (probablemente Ain Karem) representaba varios días de camino, demostrando su generosidad y prontitud para servir. Ambas mujeres vivían embarazos extraordinarios que cumplían promesas divinas.
El encuentro ilustra la transición entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: Isabel representa la culminación de la piedad veterotestamentaria (su esposo Zacarías era sacerdote del templo), mientras María inaugura los tiempos mesiánicos. El Magnificat de María recoge tradiciones bíblicas antiguas (especialmente el cántico de Ana) pero las proyecta hacia la novedad cristiana. La festividad de la Visitación se desarrolló en la liturgia occidental durante la Edad Media, siendo establecida oficialmente por Urbano VI en 1389 para obtener el fin del Cisma de Occidente, subrayando el papel de María como mediadora de la unidad eclesial. Su colocación al final de mayo corona el mes mariano con la contemplación de María misionera.
¿Por qué el 31 de mayo?
La festividad de la Visitación se celebra el 31 de mayo desde la reforma litúrgica del Vaticano II, que trasladó la fecha desde el 2 de julio para cerrar dignamente el mes mariano de mayo. Esta nueva ubicación permite contemplar a María en su dimensión misionera al final del mes tradicionalmente dedicado a honrar a la Madre de Dios, mostrando que la devoción mariana auténtica debe traducirse en compromiso evangelizador y caritativo.
La celebración el 31 de mayo crea una hermosa transición desde el tiempo pascual hacia Pentecostés (8 de junio), pues María portadora de Cristo en la Visitación prefigura a María orante en el Cenáculo esperando la venida del Espíritu Santo. La fecha permite contemplar cómo María, primera evangelizadora en la Visitación, se convierte en Madre de la Iglesia evangelizadora en Pentecostés. Su ubicación al final de mayo subraya que el verdadero amor a María se manifiesta en la imitación de sus virtudes: prontitud para servir, generosidad hacia los necesitados y disponibilidad para llevar a Cristo a otros. La Visitación clausura así el mes mariano recordando que María es modelo no solo de contemplación sino también de acción apostólica.
"Engrandece mi alma al Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador"
💫 Su Relevancia Hoy
La Visitación de María mantiene extraordinaria relevancia como modelo de evangelización y servicio caritativo en una época de individualismo y aislamiento social. Su ejemplo de "ir con prontitud" a servir a Isabel inspira a cristianos contemporáneos a salir de sí mismos para atender necesidades ajenas. Para mujeres embarazadas y familias, la Visitación ofrece un modelo de cómo vivir cristianamente la maternidad, viendo en cada hijo un don divino para el mundo. Su dimensión misionera interpela a todos los bautizados: como María llevó a Cristo en su seno, nosotros debemos llevarlo en nuestra vida a quienes encontramos. El Magnificat resuena especialmente en contextos de injusticia social, recordando que Dios "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". Para la nueva evangelización, María Visitadora es modelo perfecto de cómo anunciar a Cristo: con naturalidad, alegría y servicio concreto.
Reflexión del Día
"Santa María, primera evangelizadora y modelo de caridad, que supiste llevar a Cristo con prontitud a quien lo necesitaba, ayúdanos a imitarte en la generosidad para servir y en la alegría para proclamar las maravillas de Dios. Que tu Magnificat resuene en nuestros corazones enseñándonos a ver la mano providente del Señor en nuestras vidas. Haznos portadores de Cristo como tú lo fuiste, especialmente hacia los más necesitados."
— Oración en la Visitación de María
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