San Luis

San Luis IX de Francia (1214-1270) fue rey de Francia durante 44 años y uno de los monarcas más grandes de la historia medieval. Conocido como "el santo rey", combinó de manera extraordinaria el ejercicio del poder temporal con una vida de profunda religiosidad y justicia. Subió al trono a los 12 años bajo la regencia de su madre, Blanca de Castilla, quien le inculcó una sólida formación cristiana.

Su reinado se caracterizó por la promoción de la justicia, la paz y el bienestar de sus súbditos. Estableció el primer tribunal de justicia gratuito para los pobres, abolió la tortura judicial, reformó las leyes y administró personalmente justicia bajo el roble de Vincennes. Participó en dos cruzadas: la Séptima (1248-1254) donde fue capturado en Egipto, y la Octava (1270) donde murió de peste en Túnez. Construyó la Sainte-Chapelle para albergar la corona de espinas de Cristo y promovió las artes, las letras y la fundación de universidades.

Luis IX reinó durante el apogeo de la Francia medieval, en pleno siglo XIII considerado el "siglo de oro" de la cristiandad. Su época coincidió con el florecimiento del arte gótico, el desarrollo de las universidades, el auge de las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos) y las grandes síntesis teológicas como la de Santo Tomás de Aquino.

Políticamente, logró consolidar el poder real francés frente a los grandes feudales y establecer a Francia como la potencia hegemónica europea. Sus reformas administrativas y judiciales modernizaron el reino y establecieron principios de justicia que influyeron en todo el derecho europeo posterior. Su participación en las cruzadas, aunque militarmente fracasada, elevó el prestigio espiritual de Francia. Su corte se convirtió en centro de cultura y refinamiento, atrayendo a los mejores artistas, teólogos y escritores de Europa.

San Luis IX murió el 25 de agosto de 1270 en Túnez, durante la Octava Cruzada, víctima de una epidemia de peste o tifus que diezmó su ejército. Sus últimas palabras fueron: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". A pesar de estar enfermo, siguió atendiendo los asuntos de gobierno y rezando hasta el final.

Fue canonizado en 1297 por Bonifacio VIII, apenas 27 años después de su muerte, testimonio de la veneración universal que despertaba. Su cuerpo fue trasladado a Francia y sepultado en Saint-Denis, panteón de los reyes franceses. Es patrono de Francia (junto con Santa Juana de Arco), de los reyes cristianos, de los jueces, barberos y trabajadores de la construcción. La ciudad de San Luis en Missouri (Estados Unidos) lleva su nombre, así como numerosas iglesias y instituciones educativas en todo el mundo. La Sainte-Chapelle que construyó sigue siendo una de las joyas del arte gótico.