San Esteban de Hungría

San Esteban de Hungría (970-1038) fue el primer rey cristiano de Hungría y el fundador del estado húngaro. Nacido como Vajk, príncipe de la tribu magiar, se convirtió al cristianismo y tomó el nombre de Esteban al ser bautizado. Su reinado (1000-1038) marcó la transformación de Hungría de una confederación de tribus nómadas paganas en un reino cristiano europeo organizado.

Recibió la corona real directamente del Papa Silvestre II en el año 1000, estableciendo así la independencia de Hungría tanto del Imperio Bizantino como del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante sus 38 años de reinado, construyó una extensa red de iglesias, monasterios y escuelas, estableció diócesis y promulgó leyes que protegían a los pobres y garantizaban la justicia. Su "Admoniciones a su hijo Emerico" es considerado uno de los primeros tratados de educación real cristiana en Europa.

Esteban vivió en el momento crucial de la transición del primer milenio, cuando Europa se estaba consolidando tras las invasiones bárbaras. Los magiares, llegados desde las estepas asiáticas en el siglo IX, habían aterrorizado Europa con sus incursiones devastadoras. Esteban comprendió que la supervivencia de su pueblo dependía de su integración en la cristiandad europea occidental.

Su cristianización no fue meramente política, sino profundamente personal y espiritual. Enfrentó la feroz oposición de los nobles paganos, que veían en el cristianismo una amenaza a sus tradiciones ancestrales. Su política de acogida a misioneros extranjeros, especialmente benedictinos, transformó gradualmente la cultura húngara. Estableció el sistema feudal adaptado a la realidad húngara y creó las bases del reino que perduraría hasta 1918. Su reinado coincidió con la consolidación de otros reinos cristianos europeos como Polonia y Bohemia.

San Esteban de Hungría murió el 15 de agosto de 1038 en Székesfehérvár, la capital que había fundado. Sin embargo, su festividad se celebra el 16 de agosto para no coincidir con la Asunción de María. Sus últimos años estuvieron marcados por la tragedia personal: su hijo Emerico, heredero y también santo, murió en un accidente de caza, dejando una crisis sucesoria que ensangrentó Hungría.

Fue canonizado en 1083 por Gregorio VII junto con su hijo Emerico. Su mano derecha se conserva incorrupta como reliquia nacional en la basílica de Budapest, y cada 20 de agosto (día nacional húngaro) es venerada en procesión solemne. Es patrono de Hungría, de los reyes, de los albañiles y de los niños moribundos. La "Corona de San Esteban" se convirtió en símbolo de la continuidad del estado húngaro a través de los siglos. Su legado cristiano perduró incluso durante los 40 años de comunismo en Hungría.