Santa Isabel de Hungría

Santa Isabel de Hungría (1207-1231) fue una princesa húngara que renunció a todos sus privilegios para dedicarse completamente al servicio de los pobres. Hija del rey Andrés II de Hungría, se casó a los 14 años con Luis IV de Turingia. A pesar de su posición social, vivió con extrema austeridad, transformando su palacio en hospital y refugio para necesitados.

Es famosa por el milagro de las rosas: cuando su esposo la sorprendió llevando pan escondido en su manto para los pobres, el alimento se transformó milagrosamente en rosas. Tras enviudar a los 20 años, se hizo terciaria franciscana y construyó un hospital en Marburgo donde cuidaba personalmente a los enfermos más repugnantes. Murió a los 24 años, agotada por las penitencias y el trabajo caritativo. Su radicalismo evangélico y caridad heroica la convirtieron en modelo de santidad laical medieval.

Isabel vivió en pleno siglo XIII, época de esplendor del movimiento franciscano y de renovación espiritual medieval. Su vida coincidió con las Cruzadas y el auge de la caballería cristiana. Como princesa, conocía el lujo cortesano, pero eligió la pobreza evangélica inspirada por el ejemplo de San Francisco de Asís, siendo una de las primeras terciarias franciscanas.

Su marido Luis IV murió en 1227 camino a la Sexta Cruzada, dejándola viuda y vulnerable a las presiones familiares para que abandonara su vida de caridad extrema. Su cuñado Heinrich la expulsó del castillo por "dilapidar" los bienes del estado en obras caritativas. Este conflicto entre nobleza y radicalismo evangélico ejemplifica las tensiones de la época entre el poder temporal y los ideales franciscanos de pobreza radical.

Santa Isabel de Hungría murió el 17 de noviembre de 1231 en Marburgo, a los 24 años, después de una vida breve pero intensísima de entrega a los pobres. Su muerte fue llorada especialmente por los necesitados, quienes perdían a su gran protectora. Murió en el hospital que ella misma había construido y donde servía personalmente.

Fue canonizada en tiempo récord por Gregorio IX en 1235, apenas cuatro años después de su muerte, reconocimiento de su santidad universalmente admitida. Es patrona de Turingia, de las obras caritativas, de los panaderos (por el milagro de las rosas-pan) y de la Tercera Orden Franciscana. Su festividad en noviembre, mes de reflexión sobre la caridad cristiana, la conecta simbólicamente con San Martín de Tours, otro modelo de generosidad hacia los pobres.