San Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga (1568-1591) fue un joven jesuita italiano que se convirtió en modelo universal de pureza y santidad juvenil. Nacido en el castillo de Castiglione delle Stiviere, en una familia noble de Lombardía, desde niño mostró una inclinación extraordinaria hacia la oración y la pureza de vida, contrastando con el ambiente mundano y violento de la corte renacentista.

A los 17 años renunció a su herencia y títulos nobiliarios para ingresar en la Compañía de Jesús, siguiendo su vocación religiosa contra la voluntad inicial de su familia. Su vida religiosa fue breve pero intensa: destacó por su mortificación heroica, su devoción eucarística y mariana, y especialmente por su pureza angélica. Murió a los 23 años cuidando apestados en Roma durante la epidemia de 1591, contagiándose mientras servía a los enfermos. Su santidad precoces y su muerte sacrificial lo convirtieron inmediatamente en modelo de la juventud cristiana.

Luis vivió durante el Renacimiento tardío, época de gran corrupción moral en las cortes italianas pero también de renovación espiritual post-tridentina. Su familia, los Gonzaga, eran señores de Castiglione y estaban emparentados con las principales casas nobles de Italia. El contraste entre la santidad de Luis y el ambiente cortesano fue notable desde su infancia.

Su ingreso en la Compañía de Jesús se enmarcaba en la expansión de esta nueva orden religiosa, que atraía a jóvenes nobles deseosos de servir a la Iglesia con métodos renovados. Su muerte durante la epidemia de 1591 en Roma, cuando cuidaba a los apestados junto con San Camilo de Lelis, ejemplifica el ideal jesuítico de servicio heroico al prójimo. Su canonización rápida (1726) reflejó la veneración universal que despertó su ejemplo de santidad juvenil.

San Luis Gonzaga murió el 21 de junio de 1591 en Roma, a los 23 años, víctima de la peste que había contraído mientras cuidaba a los enfermos en el hospital de los incurables. Sus últimas palabras fueron el nombre de Jesús, confirmando hasta el final su vida centrada en Cristo.

Fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII y proclamado patrono de la juventud católica por Pío XI en 1926. Su festividad, que coincide con el solsticio de verano en el hemisferio norte, simboliza la plenitud de luz que representa su pureza para la juventud cristiana. Es especialmente venerado por estudiantes, seminaristas y jóvenes que buscan mantener la pureza en un mundo secularizado. Numerosos colegios e institutos educativos llevan su nombre.